Tengo
el temor
de sumergirme eternamente
en el atardecer de lo incierto
en el vació de las palabras
en conformarme con algo hueco
y el perder la inquietud.
Tengo el temor
de perderme las mañanas
de cantar desafinado
de no escuchar su voz.
De pasear por la playa
y ver cuerpos sin relleno
que disfrutan el mar
como un juego banal.
Tengo temor
de encontrarme frió y distante
una noche a tu lado
con mis huesos helados
para partir al soñar.
De compartir
la intrascendencia
de vivir acorralado
sin volar.