" Dios salve a los hombres tristes, de las mujeres hermosas. "
Una frase perdida
en un libro perdido.
Mas perdido me encontré yo al leer esta frase.
Perdido en un sin fin de verdades acumuladas en infinitos momentos, que se presentaron instantáneamente en mis recuerdos, formando empíricas aseveraciones de esa frase.
No hay nada mas entregado que un hombre triste al cruzarse con una mujer hermosa.
No existe en el mundo situación donde allá tanta ventaja para uno de los dos componentes.
En los barrios las mujeres son demasiado inteligentes.
Los nocturnos comprenden de todo, de tranzas, engaños, armas, drogas, lugares y zonas durisimas.
Pero al ser heridos...
no saben esquivar el vaivén del tango bailado por mujeres.
Del perfume que brilla entre amapolas
y del llanto de un vientre que busca refugio entre sus brazos abiertos al rocío de medianoche.