El frio azul de las mañanas,
un buso,
un té.
Abrigan un pecho desprevenido
en la esperanza de no caer.
Nadie conoce en las masas,
como a veces, nado en tu piel.
Observo el tiempo, casi dormido
ya estoy tranquilo otra vez.
Dorado y borgoña era tu casa
tus sombras,
el viento fué.
Mirando a través del vidrio
viajando donde no se.