De noches y de lunas vengo
a rematarme en tu mirada
a reventarme al mejor postor
que acaricie tu espalda.
Regreso en las mañanas
taciturno y cansado
de largas averías,
entre diarios.
Mi felicidad es tan simple
tan solo contemplar tu canto,
como por las noches suenan
las luces que te iluminan
el diablo bailando
las ramas secas del ayer
prendidas fuego
para reavivar el llanto.
Muero en tus mañanas,
tus plazas llenas de espanto
y siento el placer
de tenerte entre mis brazos,
mientras recorro los barrios
en tristes furgones apaleado,
entre miradas sin vista,
recordando... recordando.
De tardes llenas de extrañarte
a locas y frías madrugadas,
esquivando cuerpos,
buscando el tuyo por todos lados.
encontrándote nuevamente
en mi regazo
mirándome a los ojos
mirándome amando.