Me hundo entre esa fiesta simbólica
es como entrar a una fiesta protocolar
donde el comienzo es adictivo
a tal punto de perder la paciencia.
Te regalo mi corazón en la puerta de entrada,
es otra vez la entrega completa por "ultima vez"
el miedo se nos antoja como el plato principal
y se disipa al contemplar nuestra unión ante los demás.
El camino minado de barrancas y sinsabores
es el mar de las inquietudes, el recuerdo de los ayeres
la velocidad recae en la intensidad del sentimiento
que galopa como nubes a travez de la luna.
Esos fantasmas son como bombas en la mente
de tiempo cruel y lejano, de incomunicaciones y flagelos
a distancia todo se perturba en un segundo,
a distancia el sol tarda mas en salir por el horizonte.
Yo camino con mi vida de la mano,
recorro las galerías del presente pasado y futuro,
te veo con los ojos entusiasmados, como los mios
y me dejo llevar por el oleaje, de un mar rosa...
donde naufragaremos juntos
el resto del viaje.