En la ciudad
soy un perro enceguecido.
¿Como podre persuadir
a estas ganas de abrazarte?
Me aplaca el frío.
Después de tiempo
Comprendí...
No hacen falta tantas palabras...
Lo mas Puro no tiene nombre.
Y de repente emana frío esta pantalla.
Y antes de quedarme hablando solo
prefiero planear con el viento
en las tardes de invierno
bajo el sol.
¿Como estar tranquilo,
cuando suenan los golpes
de miles de visitantes
en las puertas y ventanas de mi morada?
A ti parece no importarte mis laberintos...
y después de tanto...
Ya pierdo las ganas de explicar sus vueltas.